Esteban volvió de inmediato a los brazos de Amanda y ni siquiera se preguntó si él era el padre de esa criatura, jamás se le hubiese pasado por la cabeza que una muchacha de veinte años, pudiese engañarlo, no a él. Cuando nació Matías, Esteban no cabía en su alegría, tanto así, que decidió, arrendar un amplio y cómodo departamento para Amanda, para que su hijo creciera en un hermoso lugar, pero no se fue a vivir junto a ellos, por ahora era imposible, pero tal como él prometía, faltaba muy poco.
Amanda otra vez, no hizo preguntas ni exigencias, en silencio esperó lo que nunca llegaría. Al menos ahora, su hijo tendría un padre que lo amaría mucho y que cuidaría de ambos. Eso pensó ella, porque era lo que más deseaba en la vida y no imaginaba que la realidad llegaría a ser tan distinta. Pasaron casi dos años y la relación entre Esteban y Amanda, iba de bien para mejor, estaban hechos tal para cual y nada parecía romper la felicidad que los embargaba. Pero cuando Amanda se embarazó por segunda vez, Esteban no hizo ningún comentario y el día en que Viviana nació, él se limitó a comentar: Otra niña más.
A esto, Amanda no le dio mayor importancia y quizás debería haberlo hecho, ya que desde ese mismo momento, el idílico romance entre ellos, se fue extinguiendo poco a poco y Amanda solo pudo confirmarlo un año más tarde, cuando nació su tercera hija y Esteban solo se presentó en el hospital, para saber si otra vez era una niña y después de eso, no volvió a visitar a Amanda, hasta seis meses más tarde, cuando otra vez la embarazó.
Esteban, nunca abandono en forma definitiva a Francisca y la visitó a diario, hasta el día en que ella le pidió que no volviera más. Tampoco llegó a mudarse con Amanda y sus hijos, alegando siempre razones personales. Aunque económicamente hablando, durante años la ayudó cada mes y Amanda nunca le reclamó por sus largas ausencias, conformándose con sus visitas mensuales e incluso anuales. Quizás fue esta conveniente situación, la que llevó a Esteban a comenzar un nuevo romance, con una muchacha llamada Cristina Naranjo, a quien conoció, el mismo día en que nacieron sus hijas gemelas, Bernarda y Camila.
Aunque a estas criaturas, solo llegó a conocerlas, cuando cumplieron el mes de nacidas. Cristina era joven y hermosa como las otras, pero también, tan crédula como Amanda y para desgracia de Esteban, ella también le negó un hijo varón, dándole dos hijas, Paz y Valeria y dos años más tarde, la tercera llamada Paulina, justo una semana después de que Amanda diera a luz su sexta hija con Esteban.... Porque después de haber desaparecido un año del lado de Amanda, cuando las gemelas tenían casi el año y medio. Esteban había vuelto, con nuevas excusas y renovadas promesas, que Amanda creyó sin dudas aparentes, lanzándose otra vez, ciega a sus brazos....CONTINUARÁ.